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Educación en casa o Homeschooling. ¿Descontento social o familias de élite?

Soy Iraís, madre de cuatro hijos y hace tres años inicié la educación en casa con mi hija mayor en nivel secundaria. Soy economista, financiera, emprendedora, investigadora, analista y apasionada en apoyar a mujeres y niños. Cuando tomé la maravillosa decisión de ser madre y tener varios hijos, sabía que el camino no iba a ser fácil, pero también estaba consciente de que no había nada que yo no pudiera soñar, anhelar y alcanzar. Una de mis mayores inquietudes o preocupaciones que tenía y que comparto con la mayoría de las familias gira en torno a la educación de los hijos. En mi caso, eran tres los aspectos principales: 1) no poder brindarles el tiempo de calidad y acompañarlos en cada etapa de su vida; 2) la ausencia de actividades, experiencias o herramientas para potencializar sus habilidades y talentos; y 3) que mis hijos llegaran a ser o formar parte de las estadísticas reprobatorias en materia educativa, donde internacionalmente México está catalogado como un país cuyos jóvenes estudiantes de 15 años no alcanzan los niveles suficientes para desenvolverse en la sociedad. (Veáse Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) 2018, realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Afortunadamente, y después de investigar y analizar sobre el futuro educativo de mis hijos (reformas educativas, programas de estudios de escuelas públicas como privadas, costos de colegiaturas, perfiles de egresados, estadísticas, etc.,etc.,) descubrí que en México y en otros países existe una modalidad conocida como “homeschooling” o educación en casa. Esta modalidad educativa no es un “fenómeno nuevo” o “moda” como algunos la consideraban antes de la Pandemia por COVID-19; tampoco es una escuela en línea donde los hijos tengan que permanecer todo el tiempo en su casa sin salir y sin socializar, como ocurre ahora con el confinamiento; no es una educación exclusiva de clases sociales; de niños o jóvenes con habilidades especiales, altas capacidades o con alguna enfermedad o discapacidad; tampoco corresponde sólo a grupos o comunidades con creencias religiosas, filosóficas o ambientalistas; o de niños sobreprotegidos, indisciplinados, donde los padres no tienen los cuidados ni el interés por sus hijos; sino todo lo contrario; la educación en casa es una modalidad que se lleva a cabo desde hace más de 25 años; la educación en casa es una forma o estilo de vida, un acompañamiento y crecimiento familiar entre padres e hijos; siendo el común denominador: la libertad, responsabilidad y amor a la maternidad o paternidad.

La Educación en casa o homeschooling tiene como principal objetivo el aprendizaje integral de los hijos. De acuerdo con cifras al mes de julio de 2020, obtenidas mediante encuestas y entrevistas realizadas a través de diferentes medios a 562 familias que educan en casa tanto de México y países como Argentina, Bolivia, Colombia, España, Estados Unidos, Ecuador, Guatemala, El Salvador y Perú; el 86% de las familias identificó cuatro razones principales o motivos por las que decidieron educar a sus hijos bajo esta modalidad:

  1. El 39.5% de las familias señaló que el principal objetivo por el que educan en casa es para lograr un aprendizaje integral en la formación de sus hijos. Para estas familias el mayor interés es que sus hijos tengan un aprendizaje, razonamiento, autocrítica y un amplio abanico de temas para conocer y aprender.

  2. El 29.5% señaló que la razón obedece al descontento de los planes educativos del sistema, pues los consideran rezagados, deficientes, con muchas tareas y nulo aprendizaje.

  3. El 12.0%% de padres que educan en casa señalaron como prioridad la salud física, mental y emocional de sus hijos; algunas familias indicaron que mientras sus hijos estaban escolarizados presentaron enfermedades como gastritis, hipertensión, estrés y depresión.

  4. El 5.0% de las familias lo hacen porque sus hijos tienen habilidades sobresalientes o de superdotación. En la mayoría de los casos las familias tuvieron que desescolarizar a sus hijos porque éstos eran considerados como niños “problemáticos”, distraídos, con mala conducta, hiperactivos o con déficit de atención.

El resto de las respuestas se concentró en lo siguiente:

  • El 3.4% respondió que el homeschooling o educación en casa lo hacen por tradición familiar, filosofía de vida o religión.

  • Un 3.0% indicó como principal razón la inseguridad pública.

  • El 1.4% educa en casa porque tienen un hijo con alguna discapacidad.

  • Para el 1.3% de los entrevistados la falta de inclusión fue el principal motivo.

  • Las razones por una desfavorable situación económica y cambio de residencia concentraron el 1.1%, en cada caso.

  • El tema de bullying representó también el 1.1% del total de los entrevistas. Llama la atención que algunas familias que desescolarizaron a sus hijos por esta situación son familias con hijos que presentan habilidades sobresalientes o de superdotación.

  • Los motivos de desastre natural o pandemia representó el 0.4% de las respuestas.

  • Finalmente, otro 1.2% de entrevistados respondieron diversas razones como cuestiones personales, "el niño no se adaptó a la escuela" o porque ya conocían familias homeschoolers.

Los primeros datos obtenidos de este ejercicio, resultaron de gran importancia, ya que ello favoreció para romper algunos “mitos” y creencias del porqué familias decidimos esta modalidad de vida. Próximamente, daré a conocer nuevas cifra que permitirán medir el impacto de la Pandemia por COVID-19. Otro dato importante, nueve de cada diez familias señalaron que cuando iniciaron la educación en casa fueron altamente cuestionadas, criticadas, discriminadas e incluso amenazadas por la creencia o mito de que “somos padres sobreprotectores”, egoístas, “locos”, ignorantes, “hippies” y muchos más calificativos, pues consideran que les hacemos daño a los niños por tenerlos en una “burbuja” y no dejar que “socialicen”. Incluso, algunas familias señalaron que por miedo a la “presión social” y amenazas de vecinos o familiares no salían de sus casas en determinados horarios para no ser cuestionadas agredidas o amenazadas. Las familias entrevistadas señalaron que a pesar de las críticas o cuestionamientos están conscientes de que el acompañamiento en esta modalidad educativa, representa una gran responsabilidad y compromiso en el futuro de los hijos. Educar en casa no es fácil. Si bien cada vez son más las familias de diversos estratos sociales que optan por esta modalidad, que deciden crecer junto con sus hijos profesional y laboralmente, que deciden apoyarse y compartir experiencias formando comunidades o grupos a fin; también es cierto que hay familias que les ha funcionado la escolarización o bien, familias cuyos padres anteponen situaciones o intereses personales, profesionales o laborales por encima de los hijos - que aclaro no cuestionaré- pero en cualquier caso, es recomendable que se dieran la oportunidad o un mayor tiempo para conocer a sus hijos, para acompañarlos en su formación, de dotarlos de mayores herramientas, valores y actividades como lo hacen las familias homeschoolers o que educan en casa: que yo llamo familias de elite! ¿Familias de élite? De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidad para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) a mayo de 2020 más de 1,600 millones de niños jóvenes no asistieron a la escuela en 161 países por la pandemia del COVID-19, ello sin duda desencadenó un parteaguas en el rumbo de la educación, no solo para México sino para todo el mundo. La tecnología, el acceso a internet y uso de plataformas educativas digitales juegan un importante papel en este confinamiento dejando al descubierto la total precarización y crisis en el sistema educativo escolarizado, tanto público como privado. La falta de presupuesto e interés de los gobiernos para promover, eficientar y actualizar políticas públicas en la materia, la precariedad o deficiencia de programas educativos, planes y métodos de aprendizajes; falta de infraestructura tecnológica y sobre todo la ausencia de capacitación pedagógica y tecnológica del personal docente; son los grandes desafíos que tendrán que asumir los gobiernos e instituciones privadas para garantizar una mayor calidad educativa. ¿Pero, cuántas familias están dispuestas a esperar?, en una situación de crisis económica, desempleo, pandemia, inseguridad, ¿cuál es la mejor solución para la educación de los hijos en el corto, mediano o largo plazos? Sin duda, este contexto de crisis epidemiológica de alguna manera dio la razón a los padres que educan en casa o hacen homeschooling; familias que tuvieron la gran visión de adelantarse a una situación como la que vivimos con el confinamiento por COVID-19, padres de familia que a pesar de las críticas y cuestionamientos se atreven a ser diferentes, a no esperar a que los gobiernos o instituciones privadas prometan una educación de calidad sino ellos mismos tomar la batuta de la educación de sus hijos, darse el lujo de brindar mayor tiempo, de prepararse, capacitarse, y sobre todo de querer acompañar a sus hijos en su proceso formativo de vida con el objeto de formar personas responsables, con principios y valores, seguras de sí mismas, autodidactas, tolerantes, autocríticas, competitivas, emprendedoras, futuros líderes, etc., etc., pero sobre todo niños, adolescentes y jóvenes felices, y por qué no? algún día también los mejores padres de familias de las próximas generaciones.


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